Ética en impulsos
El artículo pasado hablaba acerca de la pérdida de control en situaciones límite, ahora me parece indispensable detallar el punto de que pasa cuando ya ocurrió algo.
Pongamos un ejemplo:
Un hombre asalta en medio del tráfico a una mujer en su auto, la mujer toca el claxon, el tipo se descontrola presa del miedo y dispara contra ella.
El disparo de la pistola, quizá no haya sido un acto voluntario y controlado de él, sin embargo nadie lo puso en el acto potencial de atacar a alguien, por su propia voluntad se arriesgó y por tanto deberá asumir las consecuencias.
Por otro lado, un hombre que escucha un ruido de alguien que desea entrar a su casa y sale en defensa de su hogar armado, de repente se encuentra con su hijo de 16 años que salió sin permiso y que ya una vez adentro quiere espantar a su padre, el señor instintivamente voltea y da un tiro a su propio hijo.
Los casos desde el punto de vista psicológico son muy similares pero desde la óptica ética son muy distintas, ya que el padre solamente deseaba defender su hogar de un posible ataque.
Con esto debe quedar claro que cada caso debe ser motivo de análisis antes de emitir un juicio. Es un error común querer generalizar las posturas y pensamientos pero aquí vemos que debemos ser cuidadosos con eso.
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